QUINTA JORNADA
REFUGIO DE ARLET (2.000 m) – LASCUN (860 m)
Tiempo de camino: 7:00 h (+ 40 min si subimos al Pic de Burqc, 2.110 m)
La visión del pico del Midi d’Ossau es la más impactante. Su silueta destaca, esbelta e inconfundible. Para muchos es la montaña más bella de los Pirineos. Nos levantamos pronto y subimos al collado de Arlet (2.098 m), para poder contemplar Aguas Tuertas. Este capricho de la naturaleza, desde la altura se ve perfecto. Esto supone comenzar el itinerario de hoy, sólo media hora más tarde. Aprovechamos también para hacer unas buenas fotos del Midi d’Ossau, que sobresale de un mar de niebla. Volvemos al refugio a recoger las cosas. Continuamos por la HRP, que se toma por debajo del refugio. Pasamos junto a la cabaña de Lapassa. Llegamos al collado de Saoubathou (1.950 m). En el Portillo de la Cunard vemos un panel en memoria del paso de los refugiados durante la Segunda Guerra Mundial. Una cerámica habla del Sentier de la Liberté. Nos recuerda a las personas que tuvieron que huir, debido a la represión. En el cuello de Burqc nos desviamos para ascender a la Punta el Rincón o Pico de Burqc (2.104 m). Se sube fácilmente por un lomo herboso en un cuarto de hora. Las vistas hacia todos los lados son magníficas. Llegamos al puerto de Palo (1.492 m), que ya era un paso utilizado en época romana y que luego siguieron los peregrinos a Santiago, antes de que fuera más popular el paso de Somport. Comenzamos el largo descenso. Pasaremos por diferentes cabañas de pastores. Veremos ovejas y unos grandes perros blancos que las controlan. Son los famosos mastines de los Pirineos, excelentes guardianes, pero que es mejor no molestar. Llegamos al aparcamiento de Labrenère, donde termina el camino y comienza una pista accesible a los vehículos. Justo antes, a mano derecha, se inicia un sendero señalizado que recomendamos seguir. Tendremos buenas vistas del impresionante circo de Lescun. Finalmente, seguimos el GR 10 y un pequeño tramo de carretera hasta el camping de Lauzart. Nosotros dormiremos en el albergue que está dentro del camping, porque tiene todas las comodidades y servicios. Por la tarde, como somos sólo a 1,5 km de distancia, visitamos Lescun, un precioso pueblo pirenaico, del valle de Aspe. Es una buena oportunidad también para comprar fruta y otras provisiones. No dejaremos tampoco de hacer una cerveza en una de las animadas terrazas.
SEXTA JORNADA
LASCUN (860 m) – REFUGIO DE LINZA (1.340 m)
Tiempo de camino: 7:00 h (+2 h si subimos al Petrechema, 2.371 m)
Seguimos la pista asfaltada hasta el puente de Lamareich, donde hay un aparcamiento. Continuamos por la pista que luego será un camino agradable. Nos detenemos en una zona de prados y esperamos que la niebla se vaya deshaciendo para poder contemplar las impresionantes paredes de las agujas de Ansabère. Vale la pena esperar si la niebla no nos permite contemplar este maravilloso espectáculo de piedra que nos recuerda los Dolomitas. Una auténtica postal y un disfrute para la vista. Después del espectáculo, continuamos la ruta. Cruzados los prados, nos adentramos de nuevo en un hayedo. Llegamos a las cabañas de Ansabère (1.570 m) donde hay una fuente para llenar las cantimploras. A partir de aquí, entramos en el reino de la alta montaña, donde desaparecen los bosques y dominan las piedras. Empezamos la fuerte subida por el pedregal hasta el cuello del Petrachema (2.084 m). Según la época del año, pueden ser necesarios el piolet y los crampones. Una vez llegamos al cuello, no podemos resistir la tentación de subir al Petrachema (2.371 m). Esto representa añadir unos 45 minutos y un desnivel de 287 m. Desde lo alto, se divisa una panorámica soberbia. Junto levanta la Mesa de los Tres Reyes y detrás de éste, el Añelarra. Ante, el Vathleitosa, y como siempre destacando, el Mediodía de Aussau. A la derecha el pico de Aspe y el Bisaurín. Bajando nos desviamos a la aguja Sur de Ansabère, desde donde tendremos unas perspectivas únicas de las paredes. Habitualmente se pueden ver algunos escaladores, intentando superar vías de gran dificultad. Volvemos al cuello, y habiendo comido un poco, seguimos el itinerario. Ahora tenemos que estar atentos, ya que dejamos el GR que el cuello de Linza y cogemos un sendero menos evidente por el lado izquierdo. Cruzamos un pequeño laberinto kárstico, lleno de grietas. Vamos bajando hacia el barranco del Petrechema, que se abre salvaje ante nosotros. Más abajo, la pendiente se suaviza y el camino planea en medio de prados fuerza floridos aún, y hayedos. Pasamos por una zona de recreo, con mesas y una fuente. A pocos metros del refugio, las hayas, altísimos y majestuosos, nos dan la bienvenida, con su frescura, que tan agradecemos en este momento del día. Salimos en un claro donde encontramos un parking lleno de vehículos y de gente. El refugio de Linza está bien lleno.