Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

POMPEU FABRA

EXCURSIONISTA Y DEPORTISTA

Crónica escrita por CATHERINE PERELLÓ y fotografías de AFCEC_ARNALOT
Aparte de su profesión como filólogo, es casi un deber ineludible presentar otros episodios de la vida de Pompeu Fabra que, a pesar de ser bastante conocidos, tal vez hoy en día hayan quedado algo más olvidados. Esto es: su faceta de deportista.

POMPEU FABRA, EXCURSIONISTA

Pompeu Fabra tenía el convencimiento de que el excursionismo enseñaba a conocer y amar la tierra, y esto era algo indispensable para la formación de la persona, y también para la articulación de la nación catalana. Quizá por eso, cuando tenía 74 años, mientras estaba en el exilio en Prades, improvisando tal vez una breve descripción de su intensa y productiva vida, manifestó: «Todos los deportes me gustan, pero el excursionismo todo. Para mí ha sido el complemento de mi vocación filológica. Ni la práctica del excursionismo ni el estudio de la lengua no me han dado nunca ningún disgusto».

Aunque Fabra fue un buen excursionista, no en el sentido de explorador o conquistador de grandes retos alpinísticos, sino como un perfecto amante de la montaña, el caso es que no dejó casi nada escrito de sus excursiones. Por lo tanto, la información que nos ha llegado de esta faceta de su vida es más bien escasa, pobre, carente de detalles. A menudo la fuente proviene de algunos amigos o discípulos, que dejaron escritos brevisimos comentarios, como por ejemplo Francisco Arnó y Santos, miembro del grupo de «Los Pompeus», que reporta las excursiones de Fabra en la Costa Brava. Los comentarios de Joan Coromines, discípulo de Fabra, llevan también un poco más de información: los famosos campamentos Fabra en los Pirineos o la excursión a la sierra de Busa. Así mismo, aunque nos ha quedado constancia de una larga y original travesía que Fabra hizo en diversas jornadas, a pie y en barca, que iba desde Fraga hasta el antiguo y desaparecido faro de Buda, a la isla de Buda, en el delta del Ebro.

Al inicio de esta actividad excursionista, podemos decir sin temor a equivocarnos, que las primeras caminatas de Fabra eran sencillas, simples paseos por los alrededores de Barcelona, para admirar y disfrutar la naturaleza, como por ejemplo la larga excursión que hizo con su amigo Jaume Massó i Torrents en Collserola, del que se dice que la habría iniciado en esta afición por la montaña. Massó i Torrents fue un hombre importante en su tiempo: escritor y erudito, fundador de L’Avenç, la más importante revista modernista y catalanista. Este fue el itinerario: Fabra y Massó i Torrents salieron a las cinco de la mañana de la plaza de Cataluña hacia Sarrià, Molins de Rei, El Papiol y Rubí hasta Sant Cugat, y volvieron a Barcelona por el Tibidabo y Sant Gervasi de Cassolas. Más adelante, de mucho renombre fue la travesía pirenaica de Ripoll o Ribes de Freser a toes, pasando por Nuria, el Noucreus y el valle de Carançà, y los estanques de Noeda, que también hizo acompañado de Massó i Torrents -con quien después subiría a las Agudas y al Carlit-, el escritor Joaquim Casas-Carbó y los músicos Enrique Granados y Enric Morera. Se explica de esta excursión que, en oscurecer, tuvieron que pasar la noche al raso, a la vista del macizo del Canigó. La anécdota es que de este vivac forzoso nació una ópera: El hada, con letra de Massó i Torrents y música del maestro Morera, estrenada el 14 de febrero de 1897 en el Teatro del Prado de Sitges, en el marco de las fiestas modernistas de Sitges. La acción se sitúa en el lago Negre, en las montañas del Conflent y la Fenolleda, durante el reinado de Jaime I.
Pompeu Fabra contemplando las montañas de la vall d'Àneu (entre 1927 y 1935, en los campamentos Arnalot-Fabra). (© AFCEC_ARNALOT)
Pero sobre todo es muy conocida la presencia de Fabra en los emblemáticos Campamentos Arnalot en el Pirineo catalán, que se iniciaron en 1924 y se extinguieron en 1935, justo un año antes de que estallara la guerra civil en España. Estos campamentos eran organizados por los hermanos Pedro y Ignacio Arnalot, que eran de Alòs de Isil, y se celebraban cada año a finales de julio, con una duración de diez días. Fabra no se añadiría hasta 1927; pero a partir de entonces iba cada año, hasta el último campamento, que fue en 1935, al plan de Boet. Enseguida, los hermanos Arnalot quisieron rendir un homenaje al maestro, y cambiaron el nombre original por el de Campamentos Fabra. En una de estas estancias de alta montaña -todas se celebraban en torno a los 2.000 m- Fabra sube hasta la que sería su cota más alta, el pui de Linya, de 2.868 m, en el municipio de Espot.

En 1891, cuando tenía 23 años, había ingresado como socio en el Centro Excursionista de Cataluña. A partir de ese mismo año, Fabra, Joaquim Casas-Carbó y Jaume Massó i Torrents empezaron a impartir varias conferencias sobre el excursionismo y la lengua catalana. De esta época se cree que hizo la famosa travesía de Barcelona en Camprodon en seis etapas de 7 a 12 horas. Al CEC, Fabra estuvo vinculado al naciente excursionismo científico catalán, impulsado por Norbert Font i Sagué, porque consideraba que era un sistema de acercarse al conocimiento. Los que lo practicaban, estudiadas vende la naturaleza y la sociedad sobre el terreno: la geología, la geografía, la historia, la botánica o la astronomía. A Fabra le gustaban mucho la astronomía, y en su casa de Badalona, por las noches, hacía subir sus hijas en la azotea para contemplar las estrellas y observar las constelaciones.
Un descanso durante la ascensión. Campamentos Fabra-Arnalot (1927-1935), en una foto del fondo de Ignasi Arnalot. (© AFCEC_ARNALOT)

POMPEU FABRA, DEPORTISTA

Mientras vivía en Bilbao (1902-1912), Fabra aficionarse a la pelota vasca, pero cuando llegó a Barcelona cogió afición al tenis. La colonia inglesa de Barcelona había introducido el lawn-tennis (tenis sobre césped) después de la primera Exposición Universal de Barcelona de 1888. El año siguiente fundaban el Barcelona Lawn Tennis Club, el primer club de tenis catalán. Fue un éxito rotundo y posteriormente se crearon el Sportverein, el Salud Sport Club, el Polo Jockey Club y el Sportmen s Club. El 24 de marzo de 1904 se formaliza la Asociación de Lawn Tennis de Barcelona -Fabra sería presidente entre 1927 y 1935-, y ya en 1966 la asociación se constituyó en la actual Federación Catalana de Tenis (FCT ).

En 1903, estos cinco clubes organizar el primer Concurso Internacional de Tenis de España. Unos años más tarde con la ayuda de las instituciones catalanas y barcelonesas organizaron los campeonatos del mundo en pista cubierta en el antiguo palacio de la Industria de la Ciutadella. Tuvieron un éxito de convocatoria mundial, porque reunieron jugadores de todos los continentes, lo que incito la fundación de muchos clubes en otras poblaciones de Cataluña y en centros de veraneo.

Pompeu Fabra fue uno de los que cayó en el hechizo del tenis. Incluso, su hija Carola decía que su padre era muy anglófilo. Fabra consideraba que el tenis es un deporte muy distraído, con movimientos rápidos y bellos que dan mucha destreza en el cuerpo. Jugaba unas tres partidas a la semana, muchas de las cuales con su hija Carola. En 1914, cuando vivía en Badalona, fundó el Badalona Lawn Tennis Club. Carola Fabra, siguiendo la afición de su padre, se esforzó por demostrar que las mujeres también podían ser deportistas y competir en la esfera pública, y por eso se convirtió en una profesional de primera categoría, que participaba en muchos campeonatos.
Pompeu Fabra con otros hombres encima de las raíces de un árbol, en una foto de Ignasi Arnalot i Sansa. (© AFCEC_ARNALOT)
Fabra había jugado mucho al tenis con Pau Casals, tanto en la pista de tierra batida, que inauguró Casals el 12 de octubre de 1915 en la playa de Sant Salvador, junto a su casa, como Prades. Ambos los podemos considerar como amateurs de buen nivel. Para ellos, el tenis representaba el símbolo de modernidad, de orden, belleza, equilibrio, pureza simbolizada por el color blanco. Casals decía: «Algunas de los ratos más divertidas de mi vida las he pasado jugando al tenis, montando a caballo, nadando … Y me ha sido posible llevarlas a la práctica gracias a la proximidad de San Salvador, donde tenía mi anhelada playa.»

Ciertamente, Fabra disfrutar de las playas de Badalona y Montgat. Era un nadador con estilo, especialmente de la braza. Le interesaba el encaje del esfuerzo físico con el fortalecimiento moral. Dos días a la semana iba a ver un pescador, conocido como en Redes, para recopilar todos los nombres de los utensilios de pesca. En verano se trasladaba a una casa en la playa. Hacia la parte de Montgat, instalaba su caseta. Ante la puerta ponía un toldo para tener sombra. También le gustaba subir al patín de vela de algún conocido, una embarcación muy de moda en la época. Muy a menudo se reunían unos cuantos para hacer una tertulia, siempre acompañado de su inseparable pipa.

POMPEU FABRA PRESIDENTE DE LA PALESTRA

Inspirándose en los muchachos de montaña de Robert Baden-Powel, Josep Maria Batista i Roca, uno de los introductores del escultismo en los Países Catalanes, había fundado la entidad catalanista Palestra, de carácter educativo y patriótico. Durante la dictadura de Primo de Rivera, Fabra fue elegido presidente, del 1930 al 1936, como símbolo de resistencia política en la defensa de la lengua que aglutinaba la sociedad. La Palestra era un buen instrumento para difundir el uso hablado y escrito del catalán en todos los ámbitos educativos, sociales y económicos. La Palestra también coordinaba todo tipo de excursiones, actividades y competiciones deportivas, las que se consideraban más adecuadas para la juventud catalán moderno, junto con unos objetivos patrióticos, para formar jóvenes como ciudadanos en democracia con el afianzamiento de unos valores como la cultura catalana, la moral, la civilidad, el deporte, la geografía, la historia, la economía y el estímulo de todas las artes, enfoque con el que no contaba el escultismo.

El 30 de noviembre de 1930 Fabra dijo a los jóvenes de la Palestra: «Sólo tendremos lo que nosotros sepamos ganar. Hay que reconocer nuestros recursos y estudiar sus posibilidades. Vivimos de cara al mundo y si queremos la plena soberanía para nuestro pueblo, es para mejorar la calidad de nuestros conciudadanos y para obtener que Cataluña intensamente civilizada, pueda ofrecer una efectiva colaboración en la obra de mejoramiento y progreso de la humanidad.»
Contemplando el paisaje desde el Marimanya. Campamentos Fabra-Arnalot (1927-1935). (© AFCEC_ARNALOT)
La Palestra tenía un talante vanguardista: promovía el deporte en dos campos concretos, como la iniciación a la aviación sin motor y con motor con los llamados Vencejos, y los deportes de mar, con el apoyo del Club Mare Nostrum.

Pero durante la Segunda República, la Palestra perdió toda esta trayectoria, y en 1933 Fabra se convirtió en el primer presidente de la nueva Unión Catalana de Federaciones Deportivas, actualmente denominada Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña (UFEC). Su último campamento se hizo el verano de 1935.

CATHERINE PERELLÓ

Psicóloga, Vocal de Cultura de la Junta del Centro Excursionista de Cataluña y Presidenta de SOS Empordanet, Asociación en Defensa del Patrimonio Cultural y Paisajístico del Baix Empordà, integrada en SOS Costa Brava.
Per si quieres compartir esta crónica