Bajamos por el otro costero al encuentro de un atajo que nos lleva a continuación a la ancha pista por donde pasa el PRCV-75 8 y la ruta de la Rogativa Vallibona – Pena-roja. La cruzamos en perpendicular y remontamos la costa por un destartalada cañada que rodea la cima de la Solana. Por la vaguada arriba sigue un sendero y casi en lo alto enlazamos con una pista cuando estamos muy cercanos a la fuente Freda. La seguimos por la izquierda y nos plantamos arriba del collado asolado donde hay, borde a una pequeña caseta, un enforcadura de caminos: a la derecha hacia Pena-roja, a la izquierda en el cabezal de la mola de Mitjavila. Seguimos este último hasta alcanzar el vértice geodésico de la Puntassa, fantástica miranda encarada en la comarca del Matarraña. Justo por debajo, en un rincón fresco y rodeada de despeñaderos, está la cueva de la Puntassa.
Retrocedemos sin llegar a la bifurcación antes mencionada y nos desviamos por unas roderas que recorren la mola de Mitjavila, en dirección SO. Pasamos rozando la boca de la sima del Ase. En su interior, encontraremos estalagmitas y agujeros que nos sorprenderán gratamente. Continuamos por la loma disfrutando de excelentes panorámicas, hasta que el camino se desdibuja y se pierde, momento en que nos decantaremos a la izquierda para bajar por el fondo del pequeño valle abancalado donde está el maset del Cinto. Después de todo llegamos a la confluencia de la pista de la mola de Mitjavila con la del PR CV-75 8.
Para esta última ruta, hacia Poniente, vamos siguiendo la plana y en breve ascenso encontramos la fuente del Catxo. Hacemos una lazada para conseguir la larga loma de la sierra de Sant Cristòfol. Continuamos por el camino que la recorre de punta a punta, disfrutando en todo momento de vistas soberbias. Por debajo y muy próximo está el solitario corral de Vilalta, en medio de un hoyo herbado, cerrado por acantilados calcáreos. Finalmente llegamos al extremo occidental de la sierra donde se aferran desamparadas las ruinas de la ermita de Sant Cristòfol. Se otea próximo el pueblo de Herbeset y más allá, las montañas de los puertos de Morella.
Retrocedemos un poco para encontrar el paso de bajada al mas de Vilalta, señalado con un gran hito y un poste indicador. La senda pierde altura velozmente por un grado y luego dentro del carrascal, hasta dejarnos cercanos al magnífico mas de Vilalta. Los edificios polvorientos se encuentran emplazados en un lugar cautivador, son de una arquitectura armónica y de una sobriedad imponente.
Volvemos al PR V-75 8 y flanqueamos en diagonal la ladera por bancales abandonados. No tardamos en bajar por un bonito grado rocoso. Dentro del bosque sombrío, abarcamos la pista poco transitada que nos llevará hasta Lo Maset, todo desterrando el PR que sigue recto hacia Castell de Cabres. Sublevando la vertiente, nos plantamos en Lo Maset. Puestos ante su fachada, nos damos cuenta de la fisonomía humilde de este edificio perdido en los confines más recónditos de la Tinença. De estructura poco sobresaliente, destaca un bello balcón amaderado. El bosque y los acantilados rodean el edificio solitario. De la parte delantera de la casa nace la vieja senda que baja hasta el lecho mismo del río Escalona. Enfrente destaca una esbelta punta caliza. Es un lugar agradable y fresco, con las aguas del arroyo que forman pequeños charcos.
Cruzamos el cauce y conectamos con el inicio del sendero que monta hacia Castell de Cabres por el ahondado y emboscado barranco de la Saltadora. El recorrido es muy atractivo, circulando entre las rocas y el arbolado frondoso que crece en este hondonada. Arriba reunimos la senda principal por donde transita el PR que hemos dejado después del mas de Vilalta. Encontramos aún trozos que conservan el empedrado original. En lo alto nos plantamos en el collado de detrás de la colina de Castell de Cabres. A continuación llegamos a esta población, construida en las mesetas más occidentales de la Tinença.
EL BARRANCO DE LA GATELLERA Y VALLIBONA, EL PUEBLO ACURRUCADO BAJO LOS RISCOS
Salimos de Castell de Cabres paralelos a la carretera, por el camino que baja hacia levante por la comalada. Encontramos unos pinos negrales excepcionales, los pinos de la Coveta, con un hermoso ramaje. En la confluencia de barrancos, dejamos el PR y seguimos el camino en dirección sur. Cruzamos la carretera y en perpendicular enfilamos la ancha ruta arreglada que lleva a Vallibona. Atravesamos el ordenado bosque público del Boveral. Después de un corto tramo cementado, logramos en subida el collado donde hay una trifurcación de itinerarios. Tomamos el desvío de la izquierda que rodea el cerro y nos lleva a la explanada del Mas de Boix, donde hay un excelente mirador encarado a los barrancos que se asoman a la inmenso valle del río Cervol. Las montañas del horizonte forman la extensa sierra de Turmell.
Pasamos a ras de los edificios desordenados del Mas de Boix y por unos peldaños bajamos al reguero de la fuente. Llegamos al ancho camino que baja por el carrascal que cubre completamente la hondonada. En la próxima bifurcación tomamos el ramal de la derecha y pronto subimos un sendero que baja hasta la era aislada y la ruinas del mas de Cardona. Los hitos nos ayudan a encontrar el paso de bajada que nos lleva al fondo mismo del barranco. En este punto obviamos la senda más transitada y seguimos por el borde del cauce del barranco. Salvamos una corta garganta y en diagonal conectamos con el GR 7 que transita por el fondo del espléndido y salvaje barranco de la Gatellera.
Aguas abajo el sendero se adentra en el pinar sombrío. Sin embargo, la traza no tarda en diluirse en el guijarral del cauce del barranco que hace más penosa la marcha. El lugar es agreste y escabroso en extremo, los estrechos de la Gatellera forman unas gargantas sinuosas muy atractivas y espectaculares. Luego, llegamos a los rodales más humanizados del mas Bordet. Encima, disimulado, está el mas de la Gatellera. Más allá de los bancales encontramos un paso ancho que nos lleva a los colmillos de la Gatellera, nacimiento de agua que se canaliza hasta Vallibona. Enlazamos con la ruta arreglada que baja en largos rodeos de Castell de Cabres. Estamos en el plano riscoso del mas del Grau. La perspectiva del hundida Vallibona detrás de los acantilados que cierran el barranco es soberbia. Continuamos por el camino viejo que baja por un grado y ahorra una lazada de la pista. Por esta ruta asfaltada penetramos en la parte alta del pueblo de Vallibona.
El acopio de casas de Vallibona es muy pintoresco. Sin duda es el pueblo más bonito del recorrido. Sus calles bajan hasta el río Cervol, donde bajo la sombra de la arboleda y muy cerca de las aguas está la fuente Vella. Los edificios se encuentran arreglados y algunos decorados con motivos tradicionales. La fisonomía del conjunto urbano es diferente de las aldeas de la Tinença, denota un carácter más mediterráneo y un clima menos frío. Precisamente, el topónimo Vallibona es el antónimo de Vallivana que significa ‘valle vacío’, lugar cercano con un llamado santuario que se encuentra en el término de Morella, en la otra vertiente de la sierra de Turmell.