TOUR DEL CANIGÓ

VUELTA A LA MONTAÑA SAGRADA DE LOS PAÏSOS CATALANS

Crónica escrita por XAVIER GRIVÉ y publicada en la revista MUNTANYA número 911
El Canigó se levanta imponente entre las comarcas del Conflent, el Vallespir y el Roselló, y aunque se vislumbra cercano desde el Alt Empordà. Una cima emblemática que ha sido fuente de inspiración de poetas, leyendas y dichos populares. Hogar de leñadores, masoveros, pastores, forjadores, campesinos, monjes, bandoleros, arrieros, carboneros, peregrinos, naturalistas y excursionistas.

El Canigó és un símbol de la nostra identitat;
i, com ella, sotmès malauradament al domini d'altri.
Més enllà del Canigó muntanya, hi ha un Canigó símbol,
que per a cada u té un significat particular i intransferible però que,
col·lectivament merat, representa allò de comú que tenim els ciutadans
dels països de llengua catalana i ens confereix identitat.

Fascinado e intrigado por su elevada silueta, el ser humano temió, respetó, admiró y conquistó respectivamente esta cima glorificada por los relatos y las leyendas. Considerada durante mucho tiempo la montaña más alta de los Pirineos, el macizo del Canigó se fue convirtiendo con el tiempo en la montaña sagrada de los Països Catalans.

En toda la cordillera pirenaica no encontramos unos desniveles tan destacados como los que presenta este macizo respecto a las llanuras que lo bordean, situadas al nivel del mar. No es de extrañar, pues, que hasta bien entrado el siglo XVIII se mantuviera la creencia inmemorial que el Canigó era la montaña más alta de los Pirineos. Su proximidad al Mediterráneo, a menos de 50 km en línea recta, lo convertía en una seña inequívoca para todos los navegantes.

Con el fin de conocer a fondo el último gran macizo de los Pirineos os proponemos hacer el Tour del Canigó, una travesía de senderismo de cuatro etapas (64 km) que da la vuelta a todo el macizo, con la opción de coronar su cima , de 2.784 m de altitud. Sin dificultades técnicas, salvo cierto vértigo a la trepada de la chimenea de la cara sur de la cumbre (opcional), la travesía hace una parada en cada uno de sus puntos cardinales: Sant Guillem al sur, Vetera levante, Cortalets al norte y Merialles poniente.

Las orientaciones geográficas de las cuatro etapas, el elevado gradiente altitudinal y la proximidad en el Mediterráneo convierten la travesía en un espectáculo de la diversidad florística. Desde los 892 m de altitud hasta los 2.784, los senderos se adentran en profundos hayedos atlánticos cargados de musgos o en bosques arbustivos más propios del secano, pasando por los perfiles abruptos del Pirineo más escarpado.

ETAPA LA LLAU-SANT GUILLEM-VETERA

El lugar inicial de referencia de la travesía es en Prats de Molló, donde varios hoteles pueden acoger en catalán y hacernos sentir como en casa. Mientras no haya refugio guardado en Sant Guillem, punto cardinal sur de la travesía, partiremos de Prats de Molló en coche hasta el vecindario de la Llau, y accederemos a pie a Sant Guillem. La etapa hasta Vetera es un bonito flanqueo sobre el Alt Vallespir y la Alta Garrotxa, por la reserva natural de Prats de Molló, con grandes vistas panorámicas desde el Comanegra al Bassegoda, y desde el roc de Frausa y la Albera en la llanura de Roselló y el mar. La ermita románica de Sant Guillem de Combret (siglo XII), declarada monumento histórico de Francia, da el pistoletazo de salida a la etapa de la vertiente sur del macizo del Canigó, en el que podremos disfrutar de las impresionantes vistas del Vallespir, la Garrotxa y el mar ampurdanés y rosellonés. Es la etapa más larga de la travesía.

Para encontrar el punto de inicio del sendero que nos lleva a Sant Guillem, aparcaremos en la Llau y retrocederemos unos 200 m a pie, donde una pista sale a mano derecha en subida con la indicación de la ermita. Dejaremos un cobertizo ganadero a la derecha y tomaremos un bonito sendero de bosque que en subida constante nos llevará directos hasta Sant Guillem de Combret. El poste indicador de la iglesia de Sant Guillem nos señala el camino a tomar, en ascenso sostenido y agradable entre la vegetación mediterránea. Desde la roca Cocolera, la llegada al collado del Estanyol (1.680 m) es en ligero descenso, y se recomienda una parada para disfrutar de las impresionantes vistas del Vallespir, la Garrotxa y el mar Mediterráneo. A partir de ahí un largo flanqueo nos permitirá disfrutar de la gran diversidad de bosques, según las diferentes orientaciones que va tomando el recorrido. Pasaremos por pinares de pino negro cerca del la cabaña de la Devesa de Vallbona, y por hayedos cerca de la barraca del Faig, aunque esta no la debemos bordear, sino que la debemos ver habiendo cruzado antes el río Ferrer. El itinerario no es llano, pero los desniveles acumulados son poco significativos en este tramo hasta los canales de Leca. El antiguo camino de las Canals tiene bastante peligro cuando hay humedad, y es muy expuesto en algunos tramos. Por ello se decidió señalizar una alternativa mucho más segura que requiere, desde el cruce (1.640 m), un rápido descenso de 400 m por el bosque del Roc de las Cabres, que tras el collado de Ce seguirá bajando más suavemente. Tocamos fondo poco antes del torrente de los Canals (1.080 m), punto en el que comienza una subida que se irá acentuando hasta llegar, en fuerte ascenso, a los vestigios mineros de Vetera, donde podremos ya respirar hondo para llegar al refugio, construcción de acogida de los mineros de la época.

El Canigó és un lligam potent que torna a reunir,
al final de segle XIX, les dues Catalunyes,
després de tres segles de separació pel tractat dels pirineus.
El renaixement català que es desenvolupa a finals del segle XIX a ambdós costats de la frontera,
la presa de consciència de catalanitat, passa pel Canigó.
I és a través d’aquest moviment polític i social que Catalunya va afirmar la seva identitat.
I el Canigó pren aquest rol de muntanya símbol a partir de la publicació,
el 1886, del gran poema Canigó de Jacint Verdaguer.

ETAPA VETERA-CORTALETS

Esta etapa es un magnífico flanqueo con vistas a la llanura del Roselló, el lago de Salses y el mar, 1.500 m más abajo, dibujando el sorprendente contraste entre los bosques húmedos y musgosos y la llanura mediterránea. Llamada el balcón del Canigó por sus vistas panorámicas, entraremos en los bosques frondosos del Pirineo, entremezclados de abetales, hayedos y abedulares y encontraremos los restos de un avión Dakota británico, caído el otoño de 1961, a 20 minutos de Cortalets, justo a la altura del GR-10.

La salida, bien indicada con señalización vertical (postes indicadores) y horizontal (pintura de GR), primero pisa el asfalto de la antigua explotación de hierro y posteriormente la pista. Tomaremos un sendero que, entre vestigios mineros, nos llevará en ligera subida hasta el collado de la Cirera (1.731 m). Aquí comienza el balcón del Canigó, con vistas aéreas sobre la llanura del Roselló y el mar, espectaculares desde muchos lugares del camino. El sendero transcurre entre bosques por llano y en algunas bajadas pasando por Roc de l’Ós hasta llegar al refugio del Estanyol (1.479 m), un rincón fantástico para hacer parada. Una subida boscosa nos llevará a cruzar el torrente de Fontnegra y al abrigo de Pinatell, y continuar por el flanqueo del torrente de la Lentilla hasta el techo de Prat Cabrera. Cuando llegamos aquí ignoramos la pista que lleva al límite de Cortalets y tomamos el lomo de la montaña en la última subida de la etapa (300 m de desnivel ascendente) para la variante del GR 10, entre pinos, matorrales y el hilo ganadero. El sendero gira hacia el norte para flanquear, en ligero descenso, hasta el mítico refugio de Cortalets (2.150 m).

ETAPA CORTALETS-MERIALLES, por la Pica del Canigó

El ascenso a la montaña mítica es el objetivo culminante de esta travesía. Esta etapa de grandes vistas accede a la pica del Canigó por la cara norte, bastante suave, y hace el descenso por la cara sur, mucho más abrupta, con lugares tan espectaculares como la chimenea, la roca del Gendarme o el ancho valle de Cadí. Un mismo vistazo nos ofrece simultáneamente las espectaculares paredes de la brecha Durier y el pico de Barbet, junto con la llanura del Roselló y el mar Mediterráneo, de la que nos separa un desnivel de 2.784 m.

Desde el refugio de Cortalets (2.150 m) llegamos tranquilamente al pequeño estanque que contorneamos por el norte; empezamos una ligera subida hasta la fuente de la Perdiu (2.260 m) y la posterior bifurcación, donde no dejaremos el camino de subida. Unas cortas lazadas nos aproximan al pico Jofre (2.362 m), y una ascensión moderada nos lleva hacia el Roc de los Isards y la Portella, donde comienza el último tramo de ascensión hasta la cima, sin complicaciones. Unas largas lazadas nos facilitarán vencer el desnivel hasta llegar a la deseada pica del Canigó (2.784 m). El descenso lo haremos por la chimenea de la cara sur, opción que hay que tienen que valorar las personas con vértigo, dada la verticalidad del lugar. Esta canal, sin embargo, tiene tomas sólidas y de fácil accesibilidad, y a medida que bajamos las manos serán cada vez menos necesarias. Enseguida se nos abre la vista sobre el ancho valle de Cadí, con la imponente roca del Gendarme a la derecha que vigila nuestro paso. Terminada la chimenea, un descenso con anchas lazadas nos lleva hasta el plan de Cadí (2.204 m), desde donde tomaremos el camino de descenso suave que pasa por el refugio Aragó y va a encontrar el camino que viene del collado de Segalés. Bajaremos hasta cruzar el río de Cadí (1.964 m), pasaremos por el collado Verd (1.861 m) y seguiremos bajando por un camino pedregoso hasta el refugio de Merialles (1.718 m). Los últimos metros, una vez cruzado el río de la Llipodera, son en ligero ascenso.

Aquells joves romàntics que resseguien els viaranys imaginaris de gentil i flordeneu,
embriagats per un paisatge on intuïen que s'aferraven les arrels col·lectives de tot un poble.
El seu excursionisme no és pas un esport, no és pas un esbarjo, no és pas un estudi, que és amor;
i no és pas tampoc un amor abstracte a la natura, sinó la nostra natura.

*VARIANTE POR EL REFUGIO BONAIGUA

Quien no tenga ganas de subir la cima puede flanquearlos haciendo la variante por el refugio de Bonaigua, en una etapa no exenta de desniveles, pero con menos altitud y con grandes vistas sobre la comarca del Conflent y el monasterio de Sant Martí del Canigó. Veremos el estrecho valle de la Brecha Durier y las panorámicas sobre Prada, Vilafranca y Vernet, y nos adentraremos en bosques por donde transcurren los caminos antiguos que unen los dos lugares más emblemáticos de este macizo: Sant Martí del Canigó y su emblemática cima. La variante se toma a la fuente de la Perdiz (2.260 m), concretamente en la bifurcación bajo el pico Jofre. Aquí tomamos el sendero que baja a la derecha, y empezamos un descenso de más de 500 m primero más suave y luego más fuerte. El descenso termina repentinamente en la pista herbosa que nos llevará al refugio de Bonaigua (1.741 m), bajo la pista, y que continuará por llano unos 750 m hasta tomar un sendero ascendente a mano izquierda, entre piedras de tartera y matorrales. Comienza una fase de subida con rodeos irregulares que nos hacen recuperar altitud y cruzar desprendimientos de piedras, es el sector erosionado de las Conques (1.880 m), devastado por los aludes. Finalmente entramos en el bosque, por un camino natural con pendiente suave y sostenido, que gana altura con la serenidad de los caminos antiguos. Pasado el collado de la Jaça de Vernet (2.040 m), un bonito flanqueo nos ofrece vistas espectaculares sobre el iris del Canigó. Es un camino aéreo, pero sin peligros, con grandes pendientes y desniveles bajo nuestro. Cuando llegamos al collado de Segalés (2.040 m), entraremos en el valle de Cadí en ligera bajada, y encontraremos ya el camino que baja de la cima hacia el refugio de Merialles.

Lo Canigó és una magnòlia immensa que en un rebrot del pirineu se bada;
per abelles té fades que la volten, per papallons los cisnes i les àligues.
Formen son càlzer escarides serres que plateja l’hivern i l’estiu daura,
grandiós veire on beu olors l’estrella, los aires rellentor, los núvols aigua.
Les boscúries de pins són sos barbissos, los estanyols ses gotes de rosada,
i és son pistil aqueix palau aurífic, somni d’aloja que del cel davalla.

MERIALLES-SANT GUILLEM-LA LLAU

Cuarta y última etapa entre los puntos cardinales oeste y sur de la travesía, que pasa por el punto más alto de todo el recorrido más allá de la cumbre: el Pla Guillem (2.277 m). Se nos abren vistas desde el Carlit a la Garrotxa, y desde el Bastiments al golfo de Roses, 360º de panorámicas excepcionales en el punto de enlace entre el macizo del Canigó y la montaña de Rojà, camino de Ulldeter. Los diversos cambios de dirección que toma el recorrido permiten intercalar la vegetación mediterránea arbustiva con los bosques sombríos de hayedo y abetos. En Sant Guillem cerraremos el círculo y bajaremos a buscar el coche en la Llau.

El inicio de la etapa comienza en ligero ascenso por la pista que sale en dirección sur desde al refugio de Merialles (1.718 m), hasta que la señalización del GR nos indicará un par de atajos, que tomaremos. Pasaremos por la cruz de la Llipodera y el collado de la Roqueta y llegaremos al Pla Guillem (2.277 m), una gran explanada de alta montaña con pendientes suaves y hierbas de tonos ocres y anaranjados. No es difícil desorientarse, por su amplitud y por su frecuente niebla, así que hay que tomar algunos puntos de referencia. En primer lugar el refugio de Pla Guillem, donde nos lleva directamente el sendero herboso. Una cincuentena de metros más arriba, una roca colocada verticalmente sobre una colina indica también el camino, y más allá unas antiguas roderas de vehículo a seguir. Pasados unos cientos de metros, un poste indicador en pleno Pla Guillem nos señala la dirección, y desde allí seguiremos una serie de piedras colocadas verticalmente. La diagonal que cruza el Pla Guillem lo hace desde el NO al SE. Bajaremos por el lomo de la sierra de los Miquelets siguiendo las marcas de GR, que en la segunda mitad se desvían ligeramente a la derecha y van a parar al collado de la Regina (1.793 m), y desde allí por pista a la cabaña pastoral de los Estables. Antes de la puerta del recinto cerrado de la cabaña hay que girar a la derecha y empezar a seguir pintadas amarillas y rojas; hay que bajar primero hasta el torrente de Comall (1.596 m) y subir después hasta el collado de Serra Vernet (1.808 m), dentro de un pinar. Comienza aquí un descenso sostenido por caminos espectaculares, entre fantásticos bosques de hayas y pinos intercalados. En el collado Baxo (1.473 m) se toma una pista que nos llevará hasta la ermita de Sant Guillem de Combret. Desde la pista sobre la ermita de Sant Guillem, hay que seguir bajando y girar en la primera gran curva a la derecha (a 150 m) y luego la segunda gran curva a la izquierda (250 m más) hasta llegar a las obras del nuevo refugio de Sant Guillem, desde donde parte el sendero a la Llau que habíamos subido ya cuatro días atrás.

El Canigó, la muntanya diamantina: coberta de neu, lleugerament rosada,
semblava un enorme diamant; sobre les seves espatlles paquidèrmiques,
la geometria de les seves arestes guspirejava en lluïssors roses i blaves.
La muntanya tenia una fascinadora indiferència,
una força d’una bellesa enlluernadora, que imantava la mirada.

XAVIER GRIVÉ

Fundador y director de A Pas d’Isard, es un guía de montaña licenciado en Ciencias Ambientales, y con una formación específica en el desarrollo sostenible del territorio, especialmente en zonas de montaña. Todo un historial de trabajos centrados en el estudio y análisis de los caminos antiguos, en los guiajes de montaña, la gestión de los espacios naturales protegidos, y sobretodo el desarrollo turístico sostenible del territorio, han acabado dando como fruto del proyecto A Pas d’Isard, donde se combinan todos estos ingredientes, unidos por el engranaje de la pasión en el descubrir del país huella a huella.
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