DEL COLLADO DE ARES (1.512 m) A PRATS DE MOLLÓ (745 m)
En el collado de Ares hay un espacio de aparcamiento de coches, un par de mesas de picnic, un monumento a la Flama del Canigó y el edificio, dañado y abandonado, de la antigua aduana. En el lado francés, la atalaya nos muestra el paisaje de montañas suaves del Vallespir. También hay un panel informativo del camino de la Retirada, con una antigua fotografía que muestra cómo barranco abajo amontonaban en 1939 los camiones y otros vehículos militares que el ejército republicano había destruido antes de abandonarlos. Por la vertiente española, los ingenieros militares habían trabajado deprisa para arreglar una pista que permitiera, sobre todo, llevar a los enfermos y heridos hasta el collado de Ares, una carretera que desaparecía en la parte francesa. Un poste indicador nos señala el sendero que desciende decididamente y que, después de un par de curvas, nos lleva a lo que debía ser una antigua pista, más ancha y llana. Podemos seguir a nuestra derecha la otra vertiente, la línea de los Pirineos que, después de la Albera, acaba en el mar cerca del cabo de Creus, una sucesión de montañas y valles donde no se ve ninguna construcción, como si estuvieran vírgenes.
2:30 Encontramos en una pronunciada curva la carretera francesa D115 que baja del collado de Ares y la seguimos durante 350 m, hasta la siguiente curva donde, a mano izquierda, encontraremos de nuevo el camino, que en pronunciado descenso atraviesa unos bancales y pastos, un lugar desde el que ya podemos admirar la majestuosa planta del macizo del Canigó, que se va alzando ante nosotros. Muy cerca tenemos las ruinas de la capilla de Santa Margarida de Colldares. Seguimos bajando para ir a buscar un frondoso bosque de abetos, que nos dará sombra y protección durante un buen tramo del descenso. Se trata de un sendero estrecho que nos acompañará en el cambio desde la cresta hacia el valle del Canadell, que dibuja el trayecto de varios hoyos (Flameja, Home Mort, Canadell) que acaban en el Tec. Al girar hacia este valle destaca a lo lejos la torre del Mir, una torre de vigilancia y señales de la época medieval que corona la cresta delantera.
3:15 El sendero, dejando atrás este primer bosque, desemboca en un camino más ancho, pronto una pista, que seguimos hacia nuestra derecha. A medio kilómetro encontramos a nuestra izquierda un letrero que nos indica que hay que dejar la pista y coger de nuevo otro sendero estrecho, que descenderá suavemente por un bosque de castaños y pinos, prestando atención para que en algún tramo hay una pendiente muy pronunciada. Más adelante el sendero se va agrandando y toma forma ya de camino. Encontraremos de nuevo la carretera D115, que atravesaremos para continuar por el sendero que se abre ante, hacia la izquierda. Seguimos descendiendo por el bosque para ir a encontrar el fondo del valle. Veremos un antiguo parque de aventura, un bosque vertical, que ahora parece en desuso y, muy pronto, cruzaremos el barranco de Comajoan. El camino ahora parece seguir su torrentera y nos lleva en diez minutos a encontrar el puente sobre el Canadell, que salva este torrente y nos introduce a las primeras casas de Prats de Molló.
4:00 Llegamos a la plaza del Ferial, después de atravesar el río Tec por el puente Nou que salva una buena altura para unir las dos orillas. El Ferial fue el primer punto de llegada de los refugiados republicanos y donde se instalaron los primeros servicios. Siempre ha sido -como indica su nombre- lugar de encuentro, intercambio y comercio y hoy tiene una programación de ferias (de caza, de ganado, de perros) a lo largo de todo el año.