SILENCIO

Columna escrita por PITI CAPELLA y publicada en la revista SORORA número 2

Es bonito el desierto:
nada se mueve, nada se siente.
Siente. Y, de repente, se viene el silencio.

El bosque, repleto de nieve, es un templo de quietud sólo alterado por el roce de mis esquís mientras enfilo la subida. Detengo la marcha para escuchar esta paz infinita a mi alrededor: nada se siente y, como el desierto del principito, convierte el silencio más puro, justo el instante antes de caer el primer copo: mi «momento de silencio» más preciado.

Entre los múltiples beneficios de caminar, subir montañas, el regalo de reencontrar el silencio me permite estar a la escucha de las sensaciones, ya sea de mi cuerpo, sentimientos o pensamientos. Desde esta conexión, puedo encontrar caminos dentro y fuera de mí y, sin embargo, conectar con el instinto.
Reivindico firmemente esta capacidad de intuir, este impulso interior natural que no depende de la razón o el aprendizaje. Todos los seres disponemos de esta facultad innata, vinculada a la supervivencia, pero especialmente las mujeres deberíamos reencontrar la confianza en este instinto que nos viene dado por naturaleza. Y me viene a la cabeza la escaladora de grandes paredes SÍLVIA VIDAL, esta pequeña gran mujer que afronta retos indecibles.

SÍLVIA VIDAL lleva dos décadas abriendo vías de escalada extrema en regiones remotas de todo el planeta. Muchas de estas estancias, colgada en una pared, han sido en solitario como, por ejemplo, cuando en el año 2017 se pasó 53 días sola en una pared de ALASKA abriendo una ruta. No llevaba móvil ni GPS ni ningún medio de navegación moderno. La naturaleza y ella haciendo pactos continuados para llevar a cabo su aventura.

La escalada en sí misma me ha permitido poner en práctica la conciencia del cuerpo que, por otra parte, he trabajado desde técnicas corporales diversas. Esta conciencia supone estar a la escucha de una misma: una especie de guía interior. No conozco personalmente a SÍLVIA, pero tengo la sensación de que sus voces interiores, su instinto, está tan entrenado como ella.
Estas reflexiones las puedo compartir con vosotros gracias a otro regalo: la palabra. En las palabras me reconozco, en los silencios me reencuentro. Las mujeres, desde la sororidad, nos reconfortamos mutuamente con las palabras.

Hay palabras que curan, que acompañan, que dan luz, que nos hacen avanzar. Encontrar las palabras, dar espacio a la propia voz, es imprescindible para crecer como persona y como mujer, porque el silencio siempre debe ser una opción, nunca una imposición.

Y, disfrutando del poder de las palabras, comparto un fragmento del poema «TARDOR» de MIQUEL MARTÍ i POL, el «poeta del pueblo», en unos momentos en que, como pueblo, luchamos por una palabra que nos dignifica: libertad.

Aviat serà hivern i encendrem el foc,
s'escurçaran encara més els dies
i en pur silenci esperarem aquells
que ha de venir de lluny per escalfar-nos
les mans i el cor amb les seves paraules.
En ells i amb ells la vida cotidiana.

En la serenidad del invierno, deseo que disfrutes de tu momento de silencio tanto como de encontrar en las palabras la expresión profunda de tu ser y el camino por los cambios.

PITI CAPELLA

Primera instructora del ECAM en modalidad alpinismo,
e integrante de la primera expedición femenina, de nuestro país, en el Himalaya
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