Caminar para recordar que somos caminantes y que sobre las extremidades podemos recorrer el globo entero y ser felices; para recordar tu estado, tu ser, tu casa que es tu cuerpo; caminar para que la vida sepa mejor, para que cuando te alimentes lo hagas con apetito y no porque lo diga un reloj de pared en la cocina; caminar para que fluyan ideas, proyectos y creatividades.
Pero insisto, caminar en lo natural, en eso que somos, en ese útero que siempre está ahí para proveernos de lo necesario para estar fuertes y sanos; caminar las montañas, las praderas, los bosques, los desfiladeros, los senderos de los valles, los desiertos… Camino para sentir lo que soy, sin voces ajenas, y en ese caminar me encuentro.