Entre los pioneros del montañismo anterior a la Guerra Civil en Cataluña y el resto de España, Lluís Estasen(1) ocupa justa y necesariamente un lugar de vanguardia. No obstante, y de forma bastante sorprendente, su personalidad ha sido poco estudiada y la evaluación de su actividad –compartida siempre con compañeros muy bien cualificados– queda todavía pendiente de llevarse a término desde una perspectiva que integre globalmente al hombre (y sus circunstancias vitales) en su tiempo y en la sociedad en que vivió.
ENTORNO FAMILIAR Y SOCIAL
Lluís Estasen i Pla nació a las ocho de la tarde del 6 de octubre de 1890 en el domicilio familiar de Barcelona, situado en el 3er piso del nº 10 de la calle de la Riera de Sant Joan. La misma calle donde Picasso tuvo su estudio en los inicios del siglo XX, del cual pintó el espacio interior y desde el que pintó el exterior más de una vez. Una calle cercana al mercado de Santa Caterina que desapareció el 1907 a causa de las intervenciones urbanísticas previas a la constitución de la intimidatoria Via Laietana. El padre del neonato (Lluís)(2) había cumplido ya los treinta tres años y la madre (Pilar) los veinticinco; la pareja todavía tendría dos hijos más, por este orden: Josep Maria y Maria. Los Estasen-Pla gozaban de una situación económica desahogada gracias a la ocupación del patriarca como agente de aduanas en el puerto de la ciudad. Y, como muchas otras familias que se lo podían permitir, al verse obligados a dejar el piso de la Riera de Sant Joan abandonaron Ciutat Vella hacía el Eixample y los barrios más altos de Barcelona.
Para una mejor contextualización familiar no está de más señalar que el futuro montañero fue sobrino de Pere Estasen (o Estasén, según la fuente) i Cortada,(3) abogado, economista, geógrafa y uno de los pensadores evolucionistas y positivistas más visibles en el tránsitos del siglo XIX al XX en España. Su obra más recocida, Cataluña. Estudio acerca de sus condiciones de engrandecimiento y riqueza (1900), fue valorada diversamente, entre otros, por Carles Pi i Sunyer y Pierre Vilar. Como ideólogo, también, defendió el regionalismo, a banda de ser miembro del Ateneu Barcelonès i del Foment del Treball Nacional.
La ignorancia sobre los años de juventud de Lluís Estasen es considerable. Desde la prudencia, pero, se puede afirmar que mostró de manera precoz (y mantuvo hasta su muerte) un carácter introvertido, una curiosidad insaciable (más propensa a las habilidades técnicas que no a las inquietudes metafísicas) y una pasión por el ejercicio físico en cualquier entorno natural. Sus excelentes aptitudes deportivas las manifestó primeramente, y como socio del Club Natació Barcelona, en el ámbito de los deportes acuáticos: fue un feliz nadador apasionado por el mar (frecuentaba el pueblo de Garraf y, más tarde, la costa gerundense) y, también, un asiduo waterpolista. Pronto, aun así, tuvo que salir del agua, por decirlo así, a causa de un imprecisable problema de salud que lo llevó a realizar una estada en Gòsol o Saldes (no está claro) a menudo considerada como decisiva a la hora de convertirlo en un montañero compulsivo. Siempre fue, por otro lado, fumador.
Llegada la edad adulta, Estasen consiguió lograr de enseguida una posición económica holgada. La hija mayor, Rosa Maria Estasen Alsina, recuerda que “mi padre tenía un negocio de recambios y accesorios de coches en la Rambla de Catalunya con un socio que se llamaba Armangué. Se ganaba muy bien la vida. También recordó que no realizó el servicio militar porqué era excedente de contingente. Y a la Guerra Civil no fue ya que era mayor; pero la pasó en Cataluña, todo y ser un hombre conservador y a diferencia de su socio, que durante el conflicto se marcho de España”. El socio de Estasen, de nombre Antonio, también era aficionado a la montaña y el septiembre de 1918 hicieron juntos una notable travesía por el Pirineo aragonés y catalán. Y tres años antes, acompañados por J. M. Lucena, ascendieron al Posets desde el valle de Eriste.
En el segundo lustro de los año treinta, Lluís Estasen contrajo matrimonio con Margarida Alsina Batista –veinticinco años más joven que él–; la pareja vivirá siempre en el principal 4º del nº 25 de la Carretera (hoy Avenida) de Sarrià. Además de la ya mencionada Rosa Maria (1936), tuvieron dos hijos más: Pilar (1940) y Lluís (1942), los tres nacidos en Barcelona. Rosa Maria afirma que “cuando ya habíamos nacidos los tres hermanos, mi padre dejó principalmente de realizar montaña por su cuenta y lo hizo con la familia. Todos los domingos íbamos de excursión, a caminar, a la Floresta y otros lugares cercanos a Barcelona. Y los dos meses de vacaciones, en verano, solíamos ir a Sant Quirze de Besora”. Hombre de manos hábiles y fuertes, Estasen solía mantenerlas activas. Le gustaba mucho pintar, sobretodo paisajes. “Tenía el costumbre –explica Rosa Maria– de no firmar casi nunca las obras. Y lo recuerdo en Navidades pintando el fondo del pesebre en la mesa del comedor, con todas las pinturas dispersas. Era un mañoso: hacia los pesebres totalmente artesanales”.
El domingo 22 de junio de 1947 Lluís Estasen murió después de sufrir un derrame cerebral(4) mientras asistía a la colocación de la primera piedra del refugio que tenía que llevar su nombre en la Jaça dels Prats, al pie de la muralla norte del Pedraforca. A la mañana siguiente, en el Hospital de Sant Pau de Barcelona se certificó su deceso. Fue enterrado en el cementerio del Este. Según recuerda su hija Rosa Maria, que entonces tenía once años, “fue un funeral emocionante, precioso y lleno de gente”.
PIONERO(S)
En el número 8, correspondiente al mes de julio de 1930, del efímero semanario gráfico Imatges, Àngel Pons Guitart publicó una entrevista titulada “Lluís Estasen, el primer alpinista catalán”, en la cual el montañero barcelonés afirmaba: “Empecé [a subir cimas], como entonces era costumbre, por una excursión al Montseny. Era en las Navidades del año 1908 que junto a dos compañeros subía al Turó de l’Home; habíamos salido del pueblo de Montseny en un día completamente nublado (…). Desde entonces mi afición a la montaña iba creciendo, y quería siempre conocer más y más tierras. Más tarde el año catorce, realice mi primera excursión al Pirineo central”.
En diciembre de 1910 Estasen se hace socio del CEC y muy pronto demuestra su polivalencia deportiva. En los valles más altos del Ripollès competirá con frecuencia en diferentes carreras de esquí, preámbulo de su participación –con Badia y Soler i Coll– en la célebre campaña de formación de la práctica del esquí en el Aran impulsada por la Mancomunidad el año 1919. Un año antes, Estasen y sus compañeros iniciaron los campamentos estivales itinerantes por el Pirineo occidental catalán (sobre todo por el Alt Pallars), el conjunto de los cuales constituye un episodio remarcable de la historia del Pirineo realizado desde la vertiente sur de la cordillera.