LLUÍS ESTASEN

MONTAÑERO INTEGRAL

Crónica escrita por JOSEP MARIA CUENCA y publicada en la revista VÈRTEX número 277

Entre los pioneros del montañismo anterior a la Guerra Civil en Cataluña y el resto de España, Lluís Estasen(1) ocupa justa y necesariamente un lugar de vanguardia. No obstante, y de forma bastante sorprendente, su personalidad ha sido poco estudiada y la evaluación de su actividad –compartida siempre con compañeros muy bien cualificados– queda todavía pendiente de llevarse a término desde una perspectiva que integre globalmente al hombre (y sus circunstancias vitales) en su tiempo y en la sociedad en que vivió.

ENTORNO FAMILIAR Y SOCIAL Lluís Estasen i Pla nació a las ocho de la tarde del 6 de octubre de 1890 en el domicilio familiar de Barcelona, situado en el 3er piso del nº 10 de la calle de la Riera de Sant Joan. La misma calle donde Picasso tuvo su estudio en los inicios del siglo XX, del cual pintó el espacio interior y desde el que pintó el exterior más de una vez. Una calle cercana al mercado de Santa Caterina que desapareció el 1907 a causa de las intervenciones urbanísticas previas a la constitución de la intimidatoria Via Laietana. El padre del neonato (Lluís)(2) había cumplido ya los treinta tres años y la madre (Pilar) los veinticinco; la pareja todavía tendría dos hijos más, por este orden: Josep Maria y Maria. Los Estasen-Pla gozaban de una situación económica desahogada gracias a la ocupación del patriarca como agente de aduanas en el puerto de la ciudad. Y, como muchas otras familias que se lo podían permitir, al verse obligados a dejar el piso de la Riera de Sant Joan abandonaron Ciutat Vella hacía el Eixample y los barrios más altos de Barcelona.

Para una mejor contextualización familiar no está de más señalar que el futuro montañero fue sobrino de Pere Estasen (o Estasén, según la fuente) i Cortada,(3) abogado, economista, geógrafa y uno de los pensadores evolucionistas y positivistas más visibles en el tránsitos del siglo XIX al XX en España. Su obra más recocida, Cataluña. Estudio acerca de sus condiciones de engrandecimiento y riqueza (1900), fue valorada diversamente, entre otros, por Carles Pi i Sunyer y Pierre Vilar. Como ideólogo, también, defendió el regionalismo, a banda de ser miembro del Ateneu Barcelonès i del Foment del Treball Nacional.

La ignorancia sobre los años de juventud de Lluís Estasen es considerable. Desde la prudencia, pero, se puede afirmar que mostró de manera precoz (y mantuvo hasta su muerte) un carácter introvertido, una curiosidad insaciable (más propensa a las habilidades técnicas que no a las inquietudes metafísicas) y una pasión por el ejercicio físico en cualquier entorno natural. Sus excelentes aptitudes deportivas las manifestó primeramente, y como socio del Club Natació Barcelona, en el ámbito de los deportes acuáticos: fue un feliz nadador apasionado por el mar (frecuentaba el pueblo de Garraf y, más tarde, la costa gerundense) y, también, un asiduo waterpolista. Pronto, aun así, tuvo que salir del agua, por decirlo así, a causa de un imprecisable problema de salud que lo llevó a realizar una estada en Gòsol o Saldes (no está claro) a menudo considerada como decisiva a la hora de convertirlo en un montañero compulsivo. Siempre fue, por otro lado, fumador.

Llegada la edad adulta, Estasen consiguió lograr de enseguida una posición económica holgada. La hija mayor, Rosa Maria Estasen Alsina, recuerda que “mi padre tenía un negocio de recambios y accesorios de coches en la Rambla de Catalunya con un socio que se llamaba Armangué. Se ganaba muy bien la vida. También recordó que no realizó el servicio militar porqué era excedente de contingente. Y a la Guerra Civil no fue ya que era mayor; pero la pasó en Cataluña, todo y ser un hombre conservador y a diferencia de su socio, que durante el conflicto se marcho de España”. El socio de Estasen, de nombre Antonio, también era aficionado a la montaña y el septiembre de 1918 hicieron juntos una notable travesía por el Pirineo aragonés y catalán. Y tres años antes, acompañados por J. M. Lucena, ascendieron al Posets desde el valle de Eriste.

En el segundo lustro de los año treinta, Lluís Estasen contrajo matrimonio con Margarida Alsina Batista –veinticinco años más joven que él–; la pareja vivirá siempre en el principal 4º del nº 25 de la Carretera (hoy Avenida) de Sarrià. Además de la ya mencionada Rosa Maria (1936), tuvieron dos hijos más: Pilar (1940) y Lluís (1942), los tres nacidos en Barcelona. Rosa Maria afirma que “cuando ya habíamos nacidos los tres hermanos, mi padre dejó principalmente de realizar montaña por su cuenta y lo hizo con la familia. Todos los domingos íbamos de excursión, a caminar, a la Floresta y otros lugares cercanos a Barcelona. Y los dos meses de vacaciones, en verano, solíamos ir a Sant Quirze de Besora”. Hombre de manos hábiles y fuertes, Estasen solía mantenerlas activas. Le gustaba mucho pintar, sobretodo paisajes. “Tenía el costumbre –explica Rosa Maria– de no firmar casi nunca las obras. Y lo recuerdo en Navidades pintando el fondo del pesebre en la mesa del comedor, con todas las pinturas dispersas. Era un mañoso: hacia los pesebres totalmente artesanales”.

El domingo 22 de junio de 1947 Lluís Estasen murió después de sufrir un derrame cerebral(4) mientras asistía a la colocación de la primera piedra del refugio que tenía que llevar su nombre en la Jaça dels Prats, al pie de la muralla norte del Pedraforca. A la mañana siguiente, en el Hospital de Sant Pau de Barcelona se certificó su deceso. Fue enterrado en el cementerio del Este. Según recuerda su hija Rosa Maria, que entonces tenía once años, “fue un funeral emocionante, precioso y lleno de gente”.

PIONERO(S)
En el número 8, correspondiente al mes de julio de 1930, del efímero semanario gráfico Imatges, Àngel Pons Guitart publicó una entrevista titulada “Lluís Estasen, el primer alpinista catalán”, en la cual el montañero barcelonés afirmaba: “Empecé [a subir cimas], como entonces era costumbre, por una excursión al Montseny. Era en las Navidades del año 1908 que junto a dos compañeros subía al Turó de l’Home; habíamos salido del pueblo de Montseny en un día completamente nublado (…). Desde entonces mi afición a la montaña iba creciendo, y quería siempre conocer más y más tierras. Más tarde el año catorce, realice mi primera excursión al Pirineo central”.

En diciembre de 1910 Estasen se hace socio del CEC y muy pronto demuestra su polivalencia deportiva. En los valles más altos del Ripollès competirá con frecuencia en diferentes carreras de esquí, preámbulo de su participación –con Badia y Soler i Coll– en la célebre campaña de formación de la práctica del esquí en el Aran impulsada por la Mancomunidad el año 1919. Un año antes, Estasen y sus compañeros iniciaron los campamentos estivales itinerantes por el Pirineo occidental catalán (sobre todo por el Alt Pallars), el conjunto de los cuales constituye un episodio remarcable de la historia del Pirineo realizado desde la vertiente sur de la cordillera.
Esta fotografía pertenece a la
"Colección Rosa Maria Estasen"
Básicamente por dos razones: por su ambición montañera bien planificada y sumamente fecunda referido a primeras ascensiones; y por suponer un paso más en la “culturización excursionista” de muchas de las cimas conseguidas mediante el gesto de depositar el primer libro de registros de ascensiones.(5) En los campamentos aludidos participaron –entre otros y dejando de lado a mismo Estasen– su hermano Josep Maria (los dos, por cierto, fueron fotógrafos prolíficos), Pau Badia, Carles Feliu, Josep Puntas, Ignasi Canals (uno de los mejores fotógrafos de montaña del momento, no solo en el contexto español si no también en el europeo) y Josep Maria Guilera; pero también un grupito de montañeros alemanes y austríacos –alguno de los cuales venidos del Camerun(6)– que habían llegado a Cataluña eludiendo la Primera Guerra Mundial: Conrat Cernic, Joseph Pauss, August Herzog, Walter Illges, el conocido fotógrafo Adolf Zerkowitz… La influencia de este grupo en terminos de mentalidad y de técnica sobre Estasen y sus colegas locales parece evidente a pesar de no haberse evaluado de manera cuidadosa, y es probable que ya nunca no pueda hacerse.
Estasen y sus variables compañeros también constituyen la vanguardia histórica domestica tanto del esquí de montaña como del alpinismo invernal (y de las ascensiones en condiciones invernales): suya, de su hermano, de Badia, de Guilera y de Puntas es, por ejemplo, la primera invernal al Pedraforca desde Gòsol. Y hay que apuntar, ni que sea de pasada, que no fue menos pionera su participación, con Joaquim Rubió el año 1920, en la modesta pero significativa campaña de señalización de los caminos del Pirineo catalán impulsada por Josep Maria Co i de Triola, entonces presidente de la Secció d’Esports de Muntanya del CEC. Su huella precursora también es posible encontrarla en Montserrat: los Flautats, el sector de los Ecos, en la Gorra Frígia, el Frare Gros, el Bisbe… Por bien que a Estasen nunca no le entusiasmaron las peculiaridades redondeadas y tacañas del conglomerado montserratino y de Sant Llorenç del Munt.
De mención obligatoria son, así mismo, las campañas que Estasen –con Canals, Puntas, Feliu, Perdigó, Vila, Sallarès, Guilera, Badia y Albert Oliveras, según los casos– llevaron a cabo en los Alpes en verano, año tras año, entre 1922 y 1926 y el 1928. A pesar de las tentativas malogradas a causa del mal tiempo y de las condiciones hostiles del tereno en el Mont Blanc y al Matterhorn –donde Canals sufre una caída frenada por el guía contratado–, el balance del conjunto incluye, entre otras, las ascensiones al Jungfrau, al Pico Central de la Meije, la Cima Piccola y la Grande de Lavaredo, y el Monte Rosa.
El año 1927, por otro lado, resultará particularmente fructífero para Estasen. El mes de abril, junto con Vila, realiza la primera en condiciones invernales al Comoloformo. Y llegado el verano, junto con diversos compañeros entre los cuales están los jóvenes Oliveras y Rovira, asciende la cresta de les Agudes de Espot y el Bassiero, realiza la travesía de los Encantats, realiza una incursión exitosa a la sierra de Tumeneia y, por último, recorre la cresta de Salenques, en la cual solo le ha precedido Jean Arlaud.(7)

El verano del año siguiente llegará el momento de la ascensión de Estasen más mitificada y, por tanto, la descrita con menos matices: la de la pared norte del Pedraforca. Una conquista indiscutiblemente meritoria, digna en este caso de un adjetivo del cual demasiadas veces se abusa a nuestra casa: “histórico/a”. Pero, en cualquier caso, un hito que no es prudente ni razonable comparar como las realizaciones de vanguardia que coetáneamente se llevaban a término en los Alpes. Ni por el grado de dificultad, ni por los métodos preparatorios por los que sus protagonistas recorrieron, ni por la exigencia técnica, ni por el nivel de compromiso que imponía la orografía. No es cuestión de restar ni un gramo de valor a la escalada de Estasen, Puntas, Rovira y Vila; se trata de hacer prevalecer, a la hora del análisis, la objetividad delante el juicio emocional.
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LEGADO (Y PUNTUALIZACIONES)
Si bien es cierto que Lluís Estasen lideró todos los grupos con que fue a la montaña, no son menos verdad dos hechos bastante constatables: que sus compañeros estuvieron siempre a su altura y que el mismo Estasen fue, a la vez, maestro y aprendiz. Aprendió mucho de los alemanes y austriacos asentados en Barcelona, y extrajo valiosas consecuencias del hecho de ver en acción a los guías que contrató con sus compañeros ya fuese en los Pirineos como en los Alpes. Sin contar que su conocimiento de las técnicas de escalada en roca fueron bastante limitados y que la manera adecuada de progresar por el hielo la descubrió en sus visitas a los Alpes. El año 1919, por ejemplo, durante la ascensión al Petit Encantat, fue Illges quien supera el tramo clave. Y el 1927, en el Pa de Sucre, quien lo sacará de un paso en que queda inmovilizado sería Oliveras lanzándole una cuerda después de ganar una posición superior. En definitiva, Estasen nunca no hubiese podido llevar a término un programa activista tan ambicioso y diverso como el que consiguió sin contar con sus compañeros. De hecho, el mismo cuestionó su condición de líder más de una vez. Y, si se acepta compararlo con Jean Arlaud, estaría bien recordar que en Francia es casi inexcusable hablar de este gran pirineísta sin añadir “y su grupo”; y también seria, de pasada, predicar con el ejemplo en el caso Estasen.
Por otro lado, Estasen y sus compañeros no fueron exactamente la vanguardia de la escalada de dificultad en nuestro contexto social, cultural y territorial, por bien que muchas de sus ascensiones supusieron un avance cualitativo respecto a lo que al compromiso se refiere y a exigencia deportiva. A pesar de ser un hombre lacónico, Estasen explicitó siempre lo que pensaba. Y en materia de dificultad es sabido que no cabe considerarla como una finalidad en sí misma. Los “dificultistas” domésticos anteriores a la Guerra Civil hay que buscarlos en Montserrat (y, según como, también en Sant Llorenç del Munt), en nombres históricamente y injustamente más o menos emboscados como ahora (y entre muchos otros) el de Jaume Casellas y el de sus compañeros del Bages o los de Costa, Boix y Balaguer, y todos los que antes que ellos quisieron acercase al Cavall Bernat.(8)
Lluís Estasen –el trepador que casi nunca no se sacaba su gorro suroeste de color claro– y sus numerosos y cambiantes compañeros ocupan con todos los merecimientos un lugar de primer orden en la historia del montañismo domestico, sobretodo en dos facetas claramente identificables. Por un lado fueron pioneros en Cataluña y en el resto de España de un montañismo integral, puramente deportivo y de notable nivel que englobó el excursionismo, la escalada en roca, el esquí y el alpinismo practicado durante todas las estaciones del año. Y, por otro lado, por su polivalencia y por las numerosas ascensiones, entraron de pleno derecho en la historia general del pirineísmo. Y todavía había que asignarles un papel bastante relevante como a primerizos activistas peninsulares en la cordillera alpina
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NOTAS
1. El apellido Estasen se ha transcrito a veces como un mote agudo acentuado, por lo tanto, a la “e” (tanto abierta como cerrada). Exquisiteces filológicas de lado, un servidor se decanta por considerarla una palabra llana por dos razones bien precisas: por haber sido lo habitual en el entorno familiar del mismo Lluís Estasen y por ser, con diferencia, la pronunciación más frecuente en el ámbito montañero.
2. Su padre, de nombre Eugenio, nació en Granada y fue notario oficial de la Escribanía de Marina. Se casó con Adelaida Cortada y el matrimonio hizo su vida en Barcelona. El padre de Eugenio, llamado Pedro, era natural de Madrid.
3. Pere Estasen i Cortada nació y murió en Barcelona el 1855 y el 1913, respectivamente.
4. El año 1936, mientras trepaba con unos compañeros en una cala de la playa de Blanes, Estasen sufrió un primer accidente cerebro vascular.
5. En este sentido, el campamento más remarcable fue el de 1920.
6. JOSEP IGLESIES: Lluís Estasen. Editorial Montblanc, Granollers, 1966, p. 28. Obra básica para cualquier acercamiento a la figura de Estasen. Sus virtudes informativas, aún así, no compensan sus carencias metodológicas ni los numerosos prejuicios ideológicos que presenta (por no hablar de su prosa extremadamente empalagosa). A la postre, es un buen ejemplo de las limitaciones documentales y analíticas que sufre de manera bastante general el conjunto de la historiografía montañera casera.
7. En la literatura pirineísta es un lugar común considerar a Estasen el Arlaud del sur.
8. Poner la mirada sobre la escalada de dificultad en Cataluña y en el resto de España abre un horizonte temático del máximo interés que, aparte, presenta rasgos comunes con la historia del montañismo de muchos otros países europeos. En el siguiente sentido: en este ámbito de estudio a menudo los protagonistas no pertenecen a las clases privilegiadas, si no a las subalternas. Y también a menudo las mentalidades son muy diferentes respecto a las de las elites montañeras. Cabe recordar que el trío de la primera ascensión al Cavall Bernat montserratino en 1935 estaba formado íntegramente por miembros del Ateneu Enciclopèdic Popular y que, al estallar la guerra, dos de ellos (Boix y Balaguer) se integraron a las Milicias Pirenaicas, mientras que Costa fue fusilado por los franquistas. Así mismo, si se retrocede al 1911, cuando tiene lugar la primera ascensión documentada y deportiva del Cavall Bernat de Sant Llorenç del Munt, se puede constatar que entre los miembros de la cordada exitosa había presencia obrera.

JOSEP MARIA CUENCA

Nacido en Barcelona el 1966, es escritor y periodista en dos lenguas: catalán y castellano. En el ámbito de la literatura de montaña se ha especializado, desde perspectivas diversas, en temas relacionados con los Pirineos, si bien también se ha interesado por la historia del alpinismo desde un punto de vista general. Desde hace más de quince años colabora en la revista Vèrtex y ha publicado artículos en Desnivel y El Mundo de los Pirineos. Su novela Una aproximación fue finalista del XVIII “Premio Desnivel de Literatura”. Ha traducido a la lengua catalana diversas obras de autores clásicos del pirineísmo, como Alfred Tonnellé, Gaston Vuillier y Félix Régnault.
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