A pesar de ser la suya una historia inacabada por el derrame cerebral que sufrió en el Annapurna a 7.400 metros de altura el 23 de mayo de 2008, esta historia es una completa crónica de su carrera deportiva así como de su vida. Asimismo, detalla cada expedición, el sacrificio que suponía hacerlas y los preparativos necesarios para alcanzar los 8.000 metros de altura. Además, desmitifica el mundo del himalayismo y de las personas que pertenecen a él, una pequeña familia que, como todas, tiene diversas ideologías y pensamientos y también cuenta con sus pequeños roces, a pesar de que, como se demostró en su intento de rescate, Iñaki era querido por todo ese reducido mundo amante de la roca y de la nieve.
Este libro refleja también toda una declaración de intenciones sobre el objetivo que tenía Iñaki con sus queridos vecinos de las faldas de la cordillera más alta del mundo. “Pretendo sacar mucho dinero y llevar ese dinero a Asia, que de ninguna manera está allí. Está aquí y yo lo quiero llevar allí”, decía, trazando el bosquejo de un proyecto que terminó siendo la Fundación Iñaki Ochoa de Olza-SOS Himalaya, cuyos objetivos están claramente trazados: ayudar a los más necesitados de la zona, a esos que le recibían a Iñaki con una sonrisa en cada visita que él hacía a los cielos de Asia.