Basado en hechos autenticamente reales, tan reales como la vida misma.
CASO 1
-¡Buenos días!
-Buenos días, ¿me puede decir cuando falta para llegar arriba de la cima del Puigpedrós? -me decía el hombre, enseñándome el mapa como quien dice: «todo suyo, dígame por dónde tirar».
-Perdone, pero el Puigpedrós es aquel otro, ve -le muestro sobre el mapa-: estos que me señala son los picos de Engorgs, ve que son dos? Y justo a la izquierda queda la Tosseta de l’Esquella, ve? (Insisto, sobre el mapa) … Lo que usted dice es aquí, a la derecha (girandome y señalándolo): aquel de allí, ve (de nuevo mirando el mapa).
-¡Noooo, que va! —me replica. ¡Es aquel otro, hombre! ¡Qué me ha de decir, usted a mí!
El hombre se va remugando, montaña arriba, sabe hacia qué cima. Tampoco creo que le importe demasiado saber qué habrá subido, dada su comprensión del territorio.
Este episodio me sucedió en 1993 cuando, después de pasar una noche en el refugio J. Folch i Girona, me preparaba para encarar la subida hacia el valle de la Llosa y el puerto de Vallcivera, siguiendo la traza de la Transpirenaica.
De ese día hasta ahora, ha llovido mucho. Ahora, todavía es peor. Ver, sino el segundo caso.