Y con los mejores de este deporte llega, a continuación, la gran masa de practicantes, también, de todo el mundo. Y esto supone unos ingresos para la zona que difícilmente conseguirían sólo, con el turismo rural, mucho más local. Campings, hostales, restaurantes, bares e incluso productores de aceite y de vino han ido descubriendo, poco a poco, las ventajas de este nuevo turismo escalador. Es cierto que a menudo nos movemos con furgoneta, haciendo vivacs y gastando poco, pero la afluencia de gente es continúa y muchos empresarios de las comarcas de TARRAGONA ya hace tiempo que tienen en cuenta a los escaladores.
Ahora hace falta que las administraciones, que a menudo van demasiado a remolque de la realidad, se convenzan. Muchos ayuntamientos ya han puesto manos a la obra y, aunque muchas veces el detonante son los problemas que causamos este ejército recién llegado de escaladores, las ventajas en tiempos de crisis económica obligan a los políticos a buscar soluciones y potenciar, sin reservas, este tesoro vertical que la orografía del país nos ha regalado.