LIBERTAD

Columna escrita por DANI BRUGAROLAS y publicada en la revista VÈRTEX

El otro día conocí a un saltador base. Un hombre pájaro. Lo primero que se me ocurrió decirle cuando oí que al día siguiente iba a saltar la tétrica muralla Norte del FRARE GROS, fue preguntarle si no encontraba que la estadística de esa pasión era terrible. Una amiga se me quejaba disgustada: La estadística, ¡qué tontería! -me decía con la vehemencia de quien debe convivir sin poder ni querer luchar contra la pasión de un compañero que ama.

Jugamos, pensaba, cerca de la línea que separa la zona de confort de una vida que podemos considerar normal, cerca del espacio de riesgo en el que nos exponemos a sufrir accidentes graves o mortales. Pero allí, lejos de la confortabilidad que nos ofrecen nuestros sofás frente a la caja tonta, nos ganamos la felicidad a pulso. La escalada, el alpinismo, el parapente, el submarinismo, el kitesurf, el esquí extremo, el solo integral o el salto base nos sitúan cerca e incluso por encima de esta línea. Podemos ser prudentes, técnicamente impecables, sí, pero no dejamos de acercarnos a ese espacio de incertidumbre, a esa línea fina que separa la vida de la muerte.
¿Y por qué lo hacemos? ¿Cómo es posible que transitar esta incertidumbre dé alas a nuestras vidas normales y las cargue de energía positiva? Porque convendréis conmigo que para ponernos más fácil el oficio de vivir, cada vez somos más los que optamos por practicar un deporte que nos obligue a asumir un riesgo, que aunque sea pequeño, no deja de poner en peligro la integridad de nuestros cuerpos.

Una respuesta podría ser la búsqueda de la libertad. Una sociedad cada día más prudente, más normativizada; una sociedad que busca nuestro confort por encima de todo y que protege la vida como el bien más preciado, es una sociedad que vive con miedo y se aleja de la libertad. En esta sociedad hemos descubierto que una forma de escapar de la rutina y de la sumisión, una forma de sentirnos libres, es precisamente jugar con nuestra propia vida.

¿Hay algo más libre que decidir arriesgar la vida unos instantes? Muchas y muchos pensaréis que es absurdo, que no tiene sentido poner nuestra vida como prenda para vivir la libertad, aunque sea sólo por unos instantes, suspendidos en el aire mientras la gravedad nos atrae de forma brutal hacia las rocas, allá abajo.
La libertad de poder arriesgar la vida. No es una cuestión para quedarse con la estadística, ni para pasarla por alto con un pensamiento rápido que acabe calificando de loca a toda persona que tintinea sobre esa línea roja.

Y a menudo es aquí donde nos traen los tópicos; a calificar de tarados todos los que amamos las tapias, las grandes montañas cubiertas de hielo, el aire embalado de las térmicas o el peso del agua silenciosa bajo el mar. Y no es eso, gente, es la búsqueda de la libertad lo que me hace arriesgar la esencia de la vida para disfrutarla.

No es el primer hombre pájaro que conozco. En el PICU URRIELLU, hace unos años compartí una cerveza con el malogrado DARÍO BARRIO. Y le recuerdo unos ojos que sonreían a un cielo metálico, invisible. ¿Un secreto? La libertad de sentirse vivo.

DANI BRUGAROLAS

Nacido en Barcelona en 1973, periodista y escalador desde muy joven.
Ha realizado escaladas de tipo clásico y big-walls en el país en Europa y Estados Unidos.
«De la escalada, valoro por encima de todo dos cosas: el conocimiento de uno mismo a través de la plasmación en las paredes de las propias carencias,
el aprecio por los compañeros y compañeras de cuerda que, en ciertas circunstancias, supera la estima familiar.»
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