¿Un libro más sobre la moda del caminar? Está claro que sí, pero no sólo. El objetivo del libro es doble. Por un lado el autor presenta algunos grandes pensadores, como KANT, NIETZSCHE, RIMBAUD, ROUSSEAU, THOREAU, NERVAL, entre otros, como intelectuales que han podido desarrollar su sistema de pensamiento gracias a caminar y a cómo caminamos. Es decir, el acto de andar por algunas personas ha sido motor de pensamiento, de creación, de reflexión y de filosofía. Junto a estos maestros, personas anónimas como nosotros, que sin duda no estamos llamados a desarrollar grandes teorías, podemos aprender de ellos y seguir sus enseñanzas para crear nuestras pequeñas filosofías cotidianas, quizás simplemente caseras, que nos ayuden en el camino de la vida. Con un estilo claro y didáctico el autor nos invita a caminar cogidos de la mano de estos filósofos, poniéndonos detrás de su estela, y dejarnos invadir por su pensamiento.
Pero no sólo explica los grandes filósofos, sino que se detiene y piensa para explicarnos algunos de los grandes conceptos del caminar, que siempre están ahí, que todos sabremos reconocer, pero quizás no prestamos atención o interpretemos correctamente. El silencio, la soledad, la lentitud, la energía, la eternidad, el bienestar, el sentido de peregrinación son algunas de las ideas que el autor nos enseña, comparte con nosotros y nos abre puertas para adentrarnos en su mundo, en una reflexión filosófica caminando.
Caminar, que no tiene nada de heroico y quizá no hace mucho de moderno o glamuroso, significa poner el cuerpo en tensión y provoca un estado de fascinación que todas las religiones han sabido aprovechar desde siempre. El ritmo repetitivo, como la salmodia de las oraciones, tiene la curiosa capacidad de provocar lo que algunos psicólogos llaman el estado alfa de la mente. Un estado alfa es una situación de relajación total que se produce cuando se está despierto y el cerebro comienza a emitir ondas alfa en lugar de ondas beta que son las que se emiten cuando se está del todo despierto. Ondas alfa son las que tenemos después del sexo o cuando nos adormecemos. Caminar vacía la cabeza, pero le da otra consistencia, extraña y fascinante.